De la frustración al desahogo: la noche que puede cambiar la historia de Velasco

Tras meses de críticas y presión, Boca volvió al triunfo y una de sus incorporaciones más caras rompió en llanto después de marcar su primer gol. ¿Será el inicio de su reivindicación?

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Todo el mundo Boca venía esperando este momento. Alan Velasco, uno de los refuerzos más costosos en la historia del club, encontró al fin su desahogo en un partido que puede marcar un antes y un después en su ciclo con la azul y oro. El futbolista, que había llegado por más de 10 millones de dólares y cargaba con la presión de ese rótulo, logró convertir su primer gol en un contexto especial: el regreso del equipo a la victoria tras casi cuatro meses.

Un gol esperado que cambió todo

El tanto llegó en Mendoza, cuando el encuentro ya estaba prácticamente definido. Milton Giménez lo habilitó sobre la izquierda, encaró con decisión y sacó un remate al primer palo de Ezequiel Centurión. Aunque el arquero alcanzó a tocar la pelota, no pudo evitar que se metiera y se desatara la emoción. La reacción del jugador fue instantánea: pasó de la sonrisa al llanto desconsolado, abrazado por todo el plantel que entendió lo que significaba ese momento.

El camino de Velasco en el Xeneize no había sido sencillo. Desde aquel penal errado frente a Alianza Lima, cada presentación fue analizada con lupa por hinchas y críticos. Su nivel irregular y la falta de protagonismo lo habían dejado expuesto, a tal punto que en varios partidos fue cuestionado por la tribuna. Por eso, el desahogo del gol fue también una liberación de meses de carga emocional.

Hasta ahora, Miguel Ángel Russo lo había utilizado como titular en los ocho encuentros de su tercer ciclo, incluidos los tres del Mundial de Clubes y los compromisos del Clausura. Incluso en la eliminación por Copa Argentina frente a Atlético Tucumán y en el duelo posterior ante Huracán había jugado los 90 minutos completos. Sin embargo, esta vez el entrenador lo mandó al banco y, desde ese lugar, Velasco comenzó a escribir un nuevo capítulo en su historia en el club.

El fútbol siempre da revancha, y lo de Mendoza puede ser la chispa que le faltaba para recuperar confianza. El propio gesto del plantel, arropándolo en el festejo, marcó la importancia del momento. En Boca saben que su talento está intacto, y ahora la ilusión pasa por que ese gol sea el puntapié inicial de la versión que todos esperan.

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