La historia de Alan Velasco en Boca sumó un capítulo especial el último fin de semana en Mendoza. Tras semanas de cuestionamientos y un arranque complicado, el delantero convirtió su primer gol con la camiseta azul y oro en la victoria 3-0 frente a Independiente Rivadavia y no pudo contener las lágrimas. Un festejo cargado de emoción, símbolo de un desahogo profundo luego de meses difíciles.
“Fue una semana muy linda en lo personal y para el equipo que pudo volver a la victoria. Mucho desahogo, porque más allá del gol sentía muchas sensaciones de las cosas malas que había pasado meses atrás. Cuando pasó lo del gol, esa fue la sensación”, confesó Velasco en el Canal de Boca, revelando el trasfondo de su llanto. El tanto, el tercero de la tarde, lo encontró tras varios intentos frustrados, incluyendo una chance clara contra Unión que había pasado apenas cerca.
El delantero contó además cómo lo vivió su entorno más íntimo. “El domingo estaban todos en mi casa reunidos mirando el partido y cuando terminó me mandaron mensajes, mi papá, mi mamá, mis hermanos y mi novia que me aguanta todos los días. Fue un momento muy lindo y ojalá sigan viniendo momentos así”, expresó, dejando en claro la importancia del apoyo familiar en este momento clave de su carrera.
La carga sobre Velasco no era menor: Boca pagó por él diez millones de dólares, lo que lo convirtió en uno de los refuerzos más caros de la historia. Su inicio no fue el esperado y el penal errado ante Alianza Lima en la Copa Libertadores lo marcó ante los hinchas. Sin embargo, el gol en Mendoza significó mucho más que un tanto: fue el inicio de una reconciliación con la camiseta y con la gente.
En este proceso, el atacante destacó el rol de los referentes. “Leo (Paredes) siempre me da mucha confianza para que pueda demostrar lo que puedo hacer. Me aconseja en lo táctico, me dice algunos movimientos o que me quede más quieto para encontrar mejores posiciones. Aporta un montón para el grupo, es un referente muy importante”, aseguró. También habló de su relación con Riquelme: “Román siempre está. Antes del partido con Independiente Rivadavia charlamos con él y me dijo que esté tranquilo, que las cosas iban a salir”.
A sus 23 años, Velasco empieza a encontrar aire en Boca. Su llanto en Mendoza fue la muestra más clara de que la presión lo había golpeado, pero también que tiene la decisión de revertir la historia. Y el respaldo de Russo, Paredes y Riquelme aparece como el sostén clave para que su camino en el club empiece a cambiar.