Miguel Ángel Russo fue protagonista también fuera de la cancha. Luego del empate sin goles de Boca ante Argentinos Juniors en La Paternal, el entrenador analizó el rendimiento del equipo y marcó con claridad lo que se hizo bien y lo que, según él, todavía está lejos de lo que pretende. “Hay muchísimas cosas por mejorar”, admitió.
En primer lugar, Russo explicó el contexto del partido y valoró la dificultad del rival: “Sabíamos que era un rival dificilísimo por las formas y la manera. En algunas cosas estuvimos bien y en otras debemos seguir mejorando”, señaló. Para el DT, el segundo tiempo mostró una mejor versión del Xeneize, que logró ordenarse y neutralizar al rival: “Pensá que el rival no tuvo una sola situación de gol”, remarcó.
En ese sentido, el entrenador insistió en que el foco está puesto en levantar niveles individuales y colectivos, y que el proceso recién comienza: “Este es el primer partido, algunos niveles tenemos que mejorar, es hablarlo. Nuestro fútbol es una muestra de cosas permanentemente, es competitivo y nos tiene que hacer crecer”, reflexionó. A la vez, destacó el temperamento del equipo y dejó claro que el objetivo inmediato es ganar funcionamiento con el correr de los partidos.
Uno de los puntos que más preocupan a Russo es el aislamiento de Miguel Merentiel en ataque. “La idea no es que Miguel esté solo. Al contrario, queremos que esté rodeado de jugadores que rompan, como Braida, Velasco, Palacios o los laterales”, explicó. Y agregó: “Nos costó más el tema de los volantes. Precisamos gente por fuera y por dentro”.
Por último, el técnico se refirió al esquema táctico y cómo se vio condicionado por el estilo de juego de Argentinos. “Hoy fue difícil porque te juegan mucho por el medio, sin extremos. Si no tenés diagonales y gente que rompa, es complicado. La idea es que los laterales respalden y ataquen por afuera”, concluyó.
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Con autocrítica, claridad y sin euforias, Russo dejó en claro que el camino será largo. Pero también dejó entrever que su idea ya está en marcha. La próxima cita será el viernes, en la Bombonera, donde Boca deberá empezar a dar señales más firmes de crecimiento.
