El clima en la previa del clásico ya empezó a calentarse. El próximo sábado, Boca recibirá a Racing en la Bombonera en un cruce que promete tensión dentro y fuera de la cancha. El equipo de Miguel Ángel Russo llega golpeado, con una dura eliminación en la Copa Argentina y cada vez más cuestionamientos en su entorno.
En ese contexto, desde Avellaneda no cayó bien la decisión del Xeneize de mantener la fecha del partido sin modificaciones, a pesar de que La Academia enfrentará a Peñarol por Copa Libertadores apenas 48 horas después. La queja llegó directamente desde su técnico, que dejó una frase que no pasó desapercibida.
“Me hubiese gustado tener un día más de preparación, pero Boca no quiso cambiar el día del partido”, expresó Gustavo Costas tras la clasificación de su equipo a los cuartos de final de la Copa Argentina, con un contundente 3-0 sobre Riestra. Una declaración que dejó en evidencia el fastidio por no haber conseguido la postergación del clásico. Esperaban un gesto que no llegó.
En Boca, sin embargo, no hubo margen para discutir: el partido se juega el sábado y no hay espacio para contemplaciones. La prioridad está puesta en dar una respuesta urgente tras el golpe en la Copa Argentina, en medio de un contexto donde el nivel del equipo genera alarma, las críticas al cuerpo técnico se multiplican y la figura de Riquelme aparece más cuestionada que nunca.
El Xeneize llega al clásico con la obligación de dar señales de vida, tras una semana dura y cargada de tensión. Con un plantel que no responde, un entrenador en la mira y una dirigencia cada vez más expuesta, el escenario en la Bombonera asoma complejo y con una tribuna que ya no oculta su descontento.