La previa del duelo entre Boca y Racing sumó un nuevo foco de atención con la confirmación de Nicolás Ramírez como árbitro principal. La Liga Profesional oficializó las autoridades para la cuarta fecha del Torneo Clausura y la elección no pasó desapercibida en el mundo azul y oro. Las sensaciones que dejó el juez en sus últimas presentaciones todavía están frescas y generan inquietud de cara a un encuentro clave.
Ramírez dirigió al Xeneize en partidos muy sensibles, con rendimientos cuestionados y resultados adversos que no se olvidan fácilmente. Uno de los recuerdos más nítidos es el superclásico del año pasado en La Bombonera, donde River se impuso 1-0. En el final del encuentro, con Boca buscando el empate, Milton Giménez convirtió un gol agónico que parecía darle vida al equipo. Sin embargo, el tanto fue anulado tras una revisión del VAR, a cargo de Héctor Paletta. La jugada mostró un triple contacto en el cuerpo de Giménez —pie, cara y finalmente mano— y, en base a la regla de la “mano de inmediatez”, Ramírez terminó invalidando la acción. Y también fue protagonista de la derrota 2-1 en el Monumental del Torneo Apertura.
Pero lo más reciente ocurrió en la última etapa del Torneo Apertura. En los cuartos de final, Boca cayó 1-0 ante Independiente en condición de local y el árbitro fue, una vez más, Nicolás Ramírez. Aquella noche, el conjunto dirigido por Mariano Herrón no logró imponer condiciones, pero algunas de las sanciones disciplinarias y ciertos fallos dejaron sabor amargo.
Este domingo, desde las 20:15 en La Bombonera, Ramírez volverá a estar en el centro de la escena. Lo acompañarán Gabriel Chade y Adrián Delbarba como asistentes, mientras que Nelson Sosa será el cuarto árbitro. En el VAR estará Héctor Paletta (sí, el mismo que anuló aquel gol de Giménez en el superclásico), otro nombre que genera cierto resquemor en la memoria del hincha, y su asistente será Ariel Suárez.
Con ese historial sobre la mesa, Boca recibirá a Racing con la obligación de ganar para levantar cabeza. Pero también, con la mirada puesta en cada decisión arbitral, sabiendo que no hay margen para errores.
