La llegada de Boca a Mendoza estuvo marcada por la pasión de sus hinchas: cientos de fanáticos recibieron al plantel con una mezcla de aliento y cantos de reclamo, reflejo del delicado presente que atraviesa el equipo.
El viaje en clima de final
La decisión de Miguel Ángel Russo de llevar a todo el plantel a Mendoza no pasó inadvertida. El entrenador quiso dar un mensaje de unidad en un momento crítico: Boca acumula 12 partidos sin ganar y cada encuentro se vive como una final anticipada.
La multitud en el hotel
En la intersección de Primitivo de la Reta y San Martín, punto neurálgico de la ciudad cuyana, una multitud esperó al micro que trasladó al plantel. Edinson Cavani, Leandro Paredes y compañía encabezaron la bajada hacia el hotel, mientras los hinchas cantaban y se agolpaban contra las vallas para conseguir fotos y autógrafos.
Apoyo y reclamos
Entre los cánticos tradicionales, también se escucharon mensajes que marcaron la tensión actual. “A ver, a ver los jugadores si quieren oír, con la camiseta de Boca, ganar o morir…” y “Movete, Xeneize, movete…” fueron algunos de los más repetidos, replicando el mismo reclamo que sonó en la Bombonera frente a Racing.
Riquelme también en Mendoza
Juan Román Riquelme llegó en un micro aparte, sonriente y con mate en mano, junto a dirigentes del club. La ausencia de Marcelo Delgado, hombre fuerte del Consejo de Fútbol, no pasó desapercibida en medio de los cambios internos que atraviesa la gestión.
Seguridad y final abrupto
El entusiasmo fue tal que la firma de camisetas y fotos debió interrumpirse rápidamente: el empuje de la multitud contra las vallas encendió alarmas en el operativo de seguridad, que decidió cortar el contacto y apurar el ingreso del plantel al hotel.