Benfica hizo lo que tenía que hacer. Incluso más de lo que se esperaba en la previa. Porque no solo logró el triunfo que necesitaba, sino que lo consiguió ante un Bayern Múnich que presentó una formación alternativa, pero que en el segundo tiempo utilizó a todas sus figuras. El 1-0 final no solo lo metió en los octavos de final como líder del Grupo C, sino que eliminó a Boca sin importar cuántos goles pudiera convertirle a Auckland City.
El plan de Roger Schmidt funcionó a la perfección. Sin desesperarse, Benfica esperó con orden y apostó a lastimar de contraataque. Y lo logró rápido: a los 15 minutos, una jugada iniciada por Di María y Prestianni terminó en los pies de Schjelderup, que definió dentro del área para el 1-0. Desde Nashville, Boca seguía el partido con esperanza, pero el gol portugués apagó cualquier ilusión.
A partir de ahí, el Bayern fue. Y aunque en el segundo tiempo mejoró con el ingreso de Harry Kane, Kimmich y Olise, no logró romper el bloque defensivo del Benfica ni superar a un Trubin que fue figura. El arquero ucraniano tapó al menos cuatro situaciones claras y sostuvo el resultado. Para colmo, un gol de Kimmich fue anulado por offside de Kane, que obstruía la visión del arquero rival.
Así, contra todo pronóstico, Benfica cerró la fase como puntero invicto y dejó sin margen a Boca. Mientras tanto, Bayern, que dejó una imagen más liviana de lo que se esperaba en esta primera ronda, deberá medirse ahora con Flamengo en los octavos de final. Y en Portugal, claro, ya se ilusionan con más.