La situación de Marcos Rojo en Boca está en su punto más crítico. Totalmente marginado del plantel profesional por decisión de Miguel Ángel Russo, el defensor central fue protagonista de una reunión clave con un miembro del Consejo de Fútbol. Y lo que parecía un acuerdo para definir su salida terminó en una respuesta tajante que dejó al club en evidencia.
Desde el final del Torneo Apertura, cuando quedó fuera del banco frente a Independiente, Rojo ya no fue tenido en cuenta. Tras el regreso del equipo del Mundial de Clubes, la relación con el cuerpo técnico se rompió por completo. Por eso, luego del intento fallido de darlo como moneda de cambio por Ascacibar, apareció Marcelo Delgado para ofrecer una salida negociada: la rescisión del contrato, con el pago correspondiente hasta el último día trabajado.
El rechazo de Rojo expone aún más a la dirigencia
La propuesta, según contó Augusto César en ESPN, parecía razonable. Sin embargo, Rojo la rechazó con un argumento que generó sorpresa e indignación: ya había pedido rescindir un mes atrás, durante la competencia en Estados Unidos, pero la dirigencia no lo permitió cuando aún tenía chances de irse a otro club. Ahora, con el mercado argentino cerrado, la única opción que le queda es emigrar al exterior, algo que no estaba en sus planes inmediatos.
La postura del defensor fue terminante. Mientras no se reabra una posibilidad concreta en otro país, permanecerá en Boca entrenando de forma diferenciada, con contrato vigente hasta diciembre de 2025. Lo hará junto a Marcelo Saracchi y Cristian Lema, los otros jugadores relegados por Russo.
Este nuevo capítulo volvió a exponer los serios problemas de gestión en Boca. La negativa inicial del club a dejarlo salir terminó jugando en contra, y ahora el Xeneize se encuentra atado a una situación sin salida, con un jugador que no será utilizado y un contrato que sigue vigente. Una vez más, la falta de decisiones oportunas golpea fuerte en medio de la crisis.
