La Bombonera vivió una de esas noches que quedan marcadas para siempre. El regreso de Leandro Paredes se transformó en una verdadera fiesta popular, con más de 50.000 hinchas que llenaron el estadio solo para verlo pisar otra vez el césped vestido de azul y oro. Ni partidos, ni goles: la excusa fue él. Y el pueblo xeneize respondió con locura, emoción y un recibimiento digno de los grandes ídolos de la historia.
El campeón del mundo apareció en el campo de juego junto a su familia, con sus hijos luciendo la camiseta número 5 que él volverá a usar, y fue recibido con una ovación ensordecedora. Fuegos artificiales, bengalas, banderas, camisetas y cánticos con su nombre convirtieron la presentación en un espectáculo inolvidable. Boca se rindió a los pies de uno de sus hijos pródigos, y Paredes no pudo contener la emoción.
“Gracias por esto. Soñaba con volver, pero nunca imaginé algo así”, dijo al tomar el micrófono, visiblemente conmovido. Lo rodeaban miles de camisetas flameando en la noche, un templo vibrando por él. Se sumó al canto de la gente que ya lo imagina como símbolo y bandera: “Que de la mano, de Leo Paredes, todos la vuelta vamos a dar”. Y en ese instante, el vínculo se selló para siempre.
La decisión de abrir el estadio para todos, incluso para no socios, permitió que miles de hinchas pudieran vivir algo irrepetible. La organización fue impecable y el operativo de seguridad permitió abrir las tres bandejas sin inconvenientes. La escena recordó a lo que alguna vez pasó con Tevez, pero con un condimento especial: Paredes regresa tras conquistar el mundo y el hincha lo sabe.
Boca vivió una noche histórica. Paredes está de vuelta, en plenitud y con un club que lo recibe como a un héroe. Si alguna vez soñó con este reencuentro, la realidad lo superó. Ahora, con el corazón en el club que lo vio nacer, empieza una etapa que promete títulos, liderazgo y pasión. Y todo comenzó con una Bombonera estallada de amor.