Marcos Rojo transita sus últimas semanas en Boca, y la realidad del defensor se aleja cada vez más del protagonismo que supo tener en el club. Aunque empezó a trabajar a la par del plantel este miércoles, no fue convocado por Miguel Ángel Russo para la práctica formal de fútbol que se llevará mañana jueves a cabo en el estadio de La Bombonera, una señal contundente del poco espacio que tiene el zaguero en el equipo.
El contexto es claro: a cuatro días del debut oficial en el Torneo Clausura, el cuerpo técnico decidió marginarlo de una sesión fundamental donde Russo comenzará a delinear el equipo titular. El defensor se entrenó a contraturno, junto con otros jugadores que no están en los planes inmediatos, y esa distancia con el grupo principal refuerza la idea de que su salida del club es cuestión de tiempo.
Pero la situación va más allá de lo futbolístico: se empieza a hablar de que Rojo podría perder la icónica camiseta número 6 que lleva desde su llegada a Boca hace cuatro años y medio. El dorsal que hoy podría ser utilizado por otro futbolista, como por ejemplo Rodrigo Battaglia, quien recientemente le cedió la “5” a Leandro Paredes tras su regreso al club.
La salida definitiva de Rojo está sujeta a una última reunión con la dirigencia, encabezada por Juan Román Riquelme, para acordar una rescisión de contrato anticipada, ya que el vínculo original vence en diciembre de este año. Todo indica que ambas partes buscarán cerrar esta etapa de forma amigable, tras un claro distanciamiento entre el jugador y el club.
Así, la etapa de Rojo en el Xeneize parece encaminada a cerrarse. De ser uno de los líderes y capitanes del plantel, hoy debe lidiar con la realidad de estar al margen y entrenarse en horarios diferenciados. En Boca, ya piensan en el futuro sin el zaguero que alguna vez fue pilar y símbolo.