El ciclo de Marcos Rojo en el Club de la Ribera ya está terminado, aunque su salida formal aún no fue anunciada. El ex capitán de Boca, que no jugó ni un minuto en el Mundial de Clubes y fue desplazado por Miguel Ángel Russo, continúa entrenando con el plantel, pero en una situación cada vez más incómoda. Lejos de pasar desapercibido, volvió a generar polémica con una publicación en redes sociales que desató nuevas especulaciones.
Rojo subió dos imágenes suyas entrenando en Boca Predio, acompañadas por fragmentos de la canción “Cuando Me Ven” de Myke Towers. Las letras elegidas no pasaron inadvertidas: “Dios me bendice, pero Lucifer está buscando que yo pierda la fe”, dice una parte. El mensaje encendió las alarmas: ¿fue una indirecta para alguien dentro del club? ¿A Russo? ¿Al Consejo de Fútbol? ¿O acaso tiene otro destinatario?
¿Un mensaje con destinatario?
La tensión entre el defensor y la dirigencia no es nueva. Si bien Russo fue quien decidió excluirlo en el Mundial, los cortocircuitos con el Consejo y con Juan Román Riquelme venían de antes. Tampoco se puede descartar que el mensaje haya estado dirigido a Estudiantes, club al que estuvo cerca de volver en este mercado, pero con el que las conversaciones se estancaron tras la intervención pública de Juan Sebastián Verón.
No es la primera vez que Rojo utiliza sus redes para lanzar mensajes ambiguos. Semanas atrás, había compartido imágenes junto a futbolistas de Estudiantes y también de Gimnasia, lo que aumentó aún más el desconcierto en torno a su futuro. Ahora, el defensor parece jugar su propio partido fuera de las canchas, mientras Boca espera resolver una salida que ya se da por hecha puertas adentro.
Lo cierto es que el zaguero campeón con la Selección Argentina se encuentra en un presente incómodo: entrena, pero no juega, sigue bajo las órdenes del cuerpo técnico, pero su ciclo está terminado. Y cada nueva aparición en redes alimenta la sensación de que, para él, ya no hay vuelta atrás.