El golpe fue más que futbolístico. La eliminación de Boca en manos de Atlético Tucumán por la Copa Argentina no solo sumó un nuevo papelón deportivo en este 2025, sino que rompió una barrera que hasta ahora parecía intacta: por primera vez, en medio del caos, el hincha apuntó sin filtros contra Juan Román Riquelme.
Ni los errores en el Mundial de Clubes, ni el papelón ante Auckland City, ni la derrota con Alianza Lima en la Libertadores habían generado una reacción tan fuerte como la que estalló en Santiago del Estero. La bronca explotó al final del partido y el blanco fue uno solo: el máximo ídolo de la historia del club y actual presidente.
En las afueras del estadio Madre de Ciudades, la escena fue inédita. A diferencia de lo que sucede en la Bombonera, donde cualquier crítica a Riquelme suele ser silenciada por sus defensores, esta vez la distancia geográfica y el contexto liberaron lo que muchos venían masticando. “Román, sos el mejor jugador, pero el peor presidente”, “Se tiene que ir”, “El responsable de esta debacle es él”, fueron algunas de las frases que se escucharon entre silbidos y gritos. Y no se trató de un grupo aislado: el murmullo fue colectivo y contundente.
Lo mismo se replicó en redes sociales y medios partidarios. La encuesta del diario Olé lo dejó aún más claro: con el 79% de los votos, los hinchas señalan a Riquelme como el principal responsable del presente. Apenas un 17% culpó a los jugadores y un 4% a Miguel Ángel Russo. El veredicto popular fue tan rápido como lapidario.
La gran incógnita que se abre ahora en el Mundo Boca es si esto marca un antes y un después en la relación entre los hinchas y su mayor ídolo. Porque por primera vez, la idolatría empieza a resquebrajarse, no por lo que fue como jugador, sino por lo que está siendo como dirigente. Y, si el equipo no reacciona, el fuego sólo va a crecer.