Boca no encuentra paz. Lo que empezó como un conflicto silencioso terminó estallando esta semana en el predio de Ezeiza, donde Miguel Ángel Russo decidió separar del plantel a Marcos Rojo, Cristian Lema y Marcelo Saracchi. La decisión, avalada por la dirigencia, generó un efecto inmediato: los jugadores fueron informados y ahora comenzaron las negociaciones para rescindir sus contratos.
Las charlas no serán sencillas. En el caso de Rojo, el vínculo vence recién en diciembre y es uno de los contratos más altos del plantel. Hasta ahora no hubo ningún acercamiento formal, pero el escenario cambió tras la ruptura definitiva con el cuerpo técnico. En el club no quieren que el tema se extienda hasta fin de año.
Lema, por su parte, ya venía con tensión desde hace semanas. Aunque su contrato es menor al de Rojo, no está dispuesto a resignar el dinero pendiente, por lo que el tira y afloje ya comenzó. Su salida también podría resolverse en los próximos días, pero depende de destrabar la parte económica.
Distinto es el panorama de Saracchi, que tiene vínculo hasta 2027. Su caso preocupa más porque ya se cayó un pase a Independiente y no hay ofertas firmes. Sin embargo, su entorno ya acercó una propuesta para una rescisión anticipada, que el club está evaluando con urgencia.
Más allá de los tiempos legales y financieros, en Boca saben que resolver estas situaciones puede ser un primer paso en la búsqueda de un nuevo orden. La disolución del Consejo de Fútbol fue un gesto, pero los focos siguen encendidos. El club necesita cerrar estas salidas cuanto antes para empezar realmente a pasar de página.
