Miguel Ángel Russo tomó una decisión que despierta ilusión en todo Boca: esta semana, el plantel volverá a entrenarse en La Bombonera, el estadio que representa mucho más que un campo de juego. Y si bien la práctica del jueves será a puertas cerradas, la noticia no tardó en generar impacto entre los hinchas. No sólo por lo simbólico del regreso al barrio, sino porque remite a una etapa gloriosa del club, cuando Carlos Bianchi también apeló al mismo recurso.
En su primera etapa como DT del Xeneize, el Virrey percibió que los jugadores estaban desconectados del sentir popular. Por eso, en lugar de seguir entrenando a kilómetros de distancia en el Sindicato de Empleados de Comercio, decidió trasladar las prácticas al corazón de La Boca, en la mítica Casa Amarilla. Con el tiempo, esas decisiones se valoraron como clave en la construcción de un equipo que conquistó América y el mundo.
Hoy, el contexto es otro. Boca viene de una exigente participación en el Mundial de Clubes, donde no logró cumplir las expectativas, y se prepara para un Torneo Clausura que será clave para clasificar a la Libertadores 2026. En ese marco, Russo entendió que era momento de recuperar el ADN xeneize, de reencontrarse con la mística, con las calles, con la gente. Y aunque por ahora será una práctica puntual, no se descarta que pueda repetirse y transformarse en costumbre.
Desde la apertura de Boca Predio en Ezeiza en 2017, las prácticas en el estadio fueron espaciadas y esporádicas. Solo en contadas ocasiones, como la que organizó Jorge Almirón en 2023 antes de enfrentar a Belgrano, el equipo volvió a pisar el césped de Brandsen 805 durante la semana. Por eso, esta movida de Russo marca un cambio de aire y un gesto fuerte hacia sus jugadores, que buscarán comenzar el campeonato con otro chip.
¿Funcionará el gesto como inspiración? El tiempo lo dirá. Por lo pronto, Miguel eligió volver a las fuentes. Y no es poco.
