Ander Herrera comienza a ver luz después de un período marcado por lesiones. El español, que sufrió su quinto desgarro desde su llegada a Boca, volvió este miércoles a tener contacto con la pelota en un reducido junto a juveniles en Ezeiza. No será suficiente para estar ante Aldosivi en Mar del Plata, pero representa un avance significativo en su recuperación.
La estrategia de Miguel Ángel Russo
El cuerpo técnico de Boca decidió ser paciente: Herrera no será apurado y seguirá un plan progresivo de trabajo. Tras ejercicios de campo y trabajos específicos junto a otros lesionados como Tomás Belmonte, ahora sumó su primer contacto con la pelota en espacios reducidos, con control de intensidad y evitando cualquier riesgo de recaída. La idea es llevarlo al 100% antes de darle minutos oficiales.
El historial de lesiones que hay que superar
Desde su arribo al club, Herrera apenas disputó 9 partidos y acumuló 441 minutos. Cada intento de continuidad se vio interrumpido: debut con molestias en el Clausura, problemas frente a Newell’s, salida temprana contra Benfica en el Mundial de Clubes y finalmente la lesión previa a la Copa Argentina. Una serie de contratiempos que hizo que su adaptación fuera una montaña rusa.
El regreso se piensa con cautela
El objetivo de Russo es integrarlo primero de lleno a los reducidos con el plantel profesional antes de evaluarlo para un partido de primera. Cada paso está medido para que Herrera recupere ritmo, confianza y seguridad, asegurando que cuando vuelva a la cancha lo haga sin riesgos. La recuperación avanza, y ahora lo fundamental es que el español vuelva a sentir fútbol.
