Nicolás Burdisso continúa su carrera en la gestión deportiva, esta vez asumiendo el desafío de dirigir el área deportiva de Monza, un club italiano que atraviesa una etapa de cambios profundos. El ex jugador de Boca, que en su último paso por Fiorentina alcanzó importantes logros, ahora se enfrentará a la tarea de devolver al Monza a la Serie A, tras su descenso reciente a la Serie B.
El vínculo de Chipión con el fútbol europeo se consolidó a partir de su regreso a Boca en 2018. Fue en ese momento, tras la derrota ante River en la final de la Copa Libertadores en Madrid, cuando el club decidió abrirle las puertas a la reestructuración interna del fútbol. El presidente de entonces, Daniel Angelici, confió en él para asumir la gestión deportiva del club, un papel crucial tras la salida de Guillermo Barros Schelotto. Su misión era clara: dar vuelta la página y conseguir la ansiada séptima Copa Libertadores.
En su regreso a Boca, Burdisso cumplió con una de sus tareas más relevantes: la elección de Gustavo Alfaro como entrenador. Sin embargo, luego de un año en el cargo y tras el ascenso de Juan Román Riquelme a la dirigencia, dejó el club en 2020. Al poco tiempo, aceptó el desafío de Fiorentina, donde desempeñó el mismo rol y dejó una marca significativa. A pesar de no haber conseguido títulos, su trabajo fue clave para llevar al club a tres finales importantes, incluyendo dos de Conference League.
Ahora, con su llegada al Monza, afronta un nuevo desafío. El club italiano, que recientemente pasó a ser propiedad de Beckett Layne Ventures, está en pleno proceso de transformación, no solo a nivel dirigencial, sino también en sus divisiones juveniles y estructura interna. En medio de estos cambios, Burdisso se convierte en una pieza clave para intentar devolver al Monza a la Serie A y consolidar su lugar en la élite del fútbol italiano.
Con una gran experiencia acumulada en Italia, Burdisso busca seguir demostrando su capacidad para gestionar proyectos a largo plazo y contribuir al crecimiento de un club que necesita renovarse y volver a competir al más alto nivel. A sus 42 años, el argentino sigue marcando el rumbo en Europa, esta vez con la misión de devolver a Monza a la gloria.
