La llegada de Boca a Santiago del Estero desató una verdadera revolución popular. Pero hubo una figura que eclipsó al resto y se convirtió en el centro de todas las miradas: Leandro Paredes fue recibido como un ídolo absoluto en su primer viaje con el equipo al Interior del país, donde el Xeneize enfrentará este miércoles a Atlético Tucumán por la Copa Argentina.
Un recibimiento colmado de emoción y fervor xeneize
Desde antes de que bajara del micro, el campeón del mundo ya era el protagonista absoluto. La multitud que se agolpó en la puerta del hotel coreaba su nombre con devoción. “Pareeeedes, Pareeeedes”, fue el canto que retumbó apenas lo vieron. Hubo bombos, trompetas, humo azul y oro, lágrimas de emoción y mensajes que hablaban por todos: “Gracias Leandro, gracias por volver” y “Gracias por darnos la Copa del Mundo”.
Paredes, lejos de mantenerse al margen, se metió de lleno en ese clima. Conmovido por el cariño, recorrió el vallado para sacarse fotos con todos, firmar camisetas, y hasta agarró celulares para sacarse selfies él mismo con los hinchas que habían llegado desde distintas provincias, incluso desde Formosa, solo para verlo. El nuevo símbolo de Boca volvió a demostrar su conexión directa con la gente.
Junto a Edinson Cavani —quien también se sumó al saludo— se quedó en la puerta del hotel para organizar el acercamiento con los hinchas. Pero estaba claro que el uruguayo, uno de los más buscados hasta hace no mucho, ahora fue opacado por completo. Toda la atención fue para el flamante refuerzo, que ya se transformó en bandera del club.
La escena fue más que una recepción: fue una muestra de lo que representa Paredes en este regreso. La idolatría que genera en cada paso ya se hace sentir y, si esto fue solo el inicio, todo indica que en cada viaje del Xeneize se repetirá esta locura popular.
