En una tarde cargada de tensión, Boca logró empatar sobre el final ante Racing, evitando una derrota que hubiera sido un golpe todavía más duro. El tanto de Milton Giménez, en tiempo de descuento, fue el único respiro en un partido en el que el Xeneize volvió a mostrar más problemas que soluciones, prolongando así una racha sin victorias que ya se convirtió en histórica.
Con este resultado, el equipo alcanzó 12 partidos consecutivos sin ganar, ocho de ellos bajo la conducción de Miguel Ángel Russo. Un registro que refleja la falta de rumbo futbolístico y la dificultad para encontrar un once confiable. A pesar del apoyo de su gente en La Bombonera, la imagen del equipo distó mucho de la que se espera, con decisiones que siguen generando debate, como la continuidad de Edinson Cavani en la titularidad.
Racing, por su parte, manejó mejor los tiempos del partido gracias a la conducción de Juan Nardoni y a la movilidad de su ataque. Aunque no dominó de forma aplastante, generó las llegadas más claras del primer tiempo, mientras que Boca apostaba a un juego más directo, con centros y pelotas paradas, especialmente aprovechando la precisión en la pegada de Leandro Paredes.
El segundo tiempo concentró las emociones más fuertes. Boca desperdició tres chances claras, incluida una de Cavani a metros del arco vacío. La visita aprovechó la falta de efectividad y se puso en ventaja con un gol de Santiago Solari, lo que encendió las alarmas en La Bombonera. Sin embargo, cuando parecía que la derrota era inevitable, un centro preciso de Paredes encontró la cabeza de Giménez para decretar el 1-1 final.
Pese al alivio momentáneo, el empate no cambia la realidad: el Xeneize se acostumbró a vivir sin triunfos y cada partido que pasa agranda la incertidumbre sobre cuándo llegará el quiebre. La sensación es que el equipo juega en piloto automático, y que sin cambios de fondo, la crisis está lejos de terminar.