La derrota frente a Huracán fue mucho más que un mal resultado para Boca: significó estirar una racha negativa histórica. Con este nuevo traspié, el Xeneize alcanzó 11 partidos sin conocer la victoria, el peor registro desde la fundación del club. Y la paciencia empieza a agotarse.
Al día siguiente del partido en el Ducó, La 12 hizo sentir su descontento con un mensaje en redes sociales que no tardó en repercutir. “A ver, a ver los jugadores si pueden oír. Con la camiseta de Boca es ganar o morir”, publicaron, usando una frase habitual de la tribuna, pero que en este contexto tomó otro tono.
Aunque se trata de un cántico clásico, la frase fue interpretada como un reclamo directo al plantel. La elección de esas palabras, con la firma de la hinchada, no fue vista solo como una arenga, sino como una advertencia: los jugadores están en deuda y lo saben. El mensaje busca sacudir al vestuario en medio de un presente deportivo preocupante.
El mal momento futbolístico golpea tanto en lo numérico como en lo emocional. La relación entre los futbolistas y la gente comienza a tensarse, algo que en Boca siempre tiene un peso especial. Cuando los resultados no aparecen, la exigencia se multiplica, y el respaldo popular deja de ser un blindaje automático.
Mientras el equipo de Miguel Ángel Russo intenta reaccionar, la presión externa empieza a escalar. Y con la hinchada marcando postura, todo se vuelve más pesado. El mensaje está claro: en Boca, no hay margen para la indiferencia.
