La derrota ante Huracán fue mucho más que un simple traspié para Boca. No solo profundizó su mal momento futbolístico, sino que marcó un récord doloroso en la historia del club, alcanzando los 11 partidos consecutivos sin ganar, algo nunca antes registrado. En ese contexto de crisis total, Miguel Ángel Russo sorprendió con una decisión que generó ruido interno: le dio el lunes libre al plantel.
La medida ya había generado malestar tras la eliminación en Copa Argentina frente a Atlético Tucumán, cuando el equipo regresó a Buenos Aires y tuvo la tarde libre. Ahora, con una crisis aún más profunda, la decisión se repite y el equipo recién volverá a entrenarse el martes por la tarde, de cara al partido clave ante Racing del próximo 9 de agosto.
La decisión se da en el peor momento de la gestión Riquelme y del ciclo Russo, con un plantel que no reacciona, un entrenador que no encuentra respuestas y una dirigencia que empieza a sentir el fuego de las críticas. El duelo ante la Academia, en la Bombonera, será determinante: no solo para intentar volver al triunfo, sino también para recuperar un lugar en la tabla anual que le permita clasificar a la Copa Libertadores.
La justificación para el receso fue el parate del torneo debido a las PASO, que finalmente fueron suspendidas. Sin embargo, el Xeneize llega golpeado y en caída libre, y la decisión de Russo de no aprovechar cada minuto para trabajar con el equipo ya generó cuestionamientos tanto en el entorno como entre los hinchas.
Serán 11 días hasta volver a jugar, pero la sensación es que Boca necesita mucho más que tiempo para enderezar el rumbo. Y que, de seguir por este camino, el clima en la Bombonera no será nada fácil cuando el equipo vuelva a pisar su casa.