Los últimos meses en Boca han sido una prueba de fuego para Miguel Ángel Russo, quien llegó con la esperanza de revertir la situación, pero hoy su continuidad está en duda. El DT enfrenta una presión inusual, potenciada por la peor racha sin triunfos en la historia del club y un plantel que no encuentra respuestas dentro ni fuera de la cancha.
A puertas cerradas, en el predio de Ezeiza se percibe un desgaste evidente en Russo, quien ha perdido algo del protagonismo y control que supo tener en ciclos anteriores. Los constantes errores tácticos, los cambios forzados de jugadores y la falta de autoridad reflejan una figura debilitada que necesita demostrar urgencia y resultados inmediatos.
Un plantel desconcertado y una relación desgastada
Los episodios como el de Miguel Merentiel, quien salió molesto tras un cambio inesperado y hasta rompió un vidrio, evidencian el desconcierto dentro del grupo. La falta de comunicación y confianza con el cuerpo técnico es palpable, y varios futbolistas están cansados de las decisiones que no terminan de convencer.
Russo debe además lidiar con la presión de un equipo que acumula 11 partidos sin ganar y siete bajo su mando, un récord que pesa como una losa. La derrota ante Huracán y la eliminación en Copa Argentina fueron golpes que dejaron al cuerpo técnico en una situación límite.
El clásico ante Racing, una última frontera para el DT

Consciente de la delicada situación, Russo sabe que no hay margen para el error. Las próximas dos semanas son decisivas y el partido frente a Racing en la Bombonera aparece como una prueba definitoria para su continuidad. De no conseguir una reacción positiva, la directiva podría buscar un cambio para enderezar el rumbo.
El mensaje del propio entrenador, que asumió toda la responsabilidad y habló de la necesidad de cambios profundos, muestra la magnitud del desafío que enfrenta. Sin embargo, el tiempo corre y la paciencia se agota.
La hinchada y el club exigen respuestas
La exigencia desde el mundo Boca es cada vez mayor. Los hinchas, inquietos por la crisis y la falta de resultados, esperan señales claras y un proyecto convincente que devuelva la identidad y el protagonismo a un club acostumbrado a pelear y ganar.
La dirigencia, por su parte, analiza con atención cada paso del DT, consciente de que la continuidad de Russo dependerá de un viraje urgente en el rendimiento del equipo.
Un futuro incierto que obliga a Russo a demostrar
La realidad es que Miguel Ángel Russo está en el ojo de la tormenta. En medio de una racha histórica negativa y con el plantel sumido en la confusión, el DT debe mostrar carácter, tomar decisiones firmes y convencer a todos que puede darle vuelta a este difícil momento. El clásico ante Racing será, sin dudas, un punto de inflexión que marcará el destino de su ciclo en Boca.