La crisis en Boca sumó un capítulo más y esta vez no fue por lo que pasó en la cancha, sino por lo que ocurrió fuera de ella. Tras la derrota ante Huracán en el Ducó, Miguel Merentiel protagonizó una escena insólita y tensa, al ser reemplazado de forma inesperada en el inicio del segundo tiempo. La reacción del delantero fue de total sorpresa y bronca, al punto que terminó rompiendo un vidrio del vestuario visitante.
La secuencia fue tan confusa como llamativa: Merentiel salió a jugar el segundo tiempo como si nada y se ubicó en su lugar esperando la reanudación del partido. Sin embargo, desde el banco ya se preparaba el ingreso de Milton Giménez. En medio del desconcierto, Miguel Ángel Russo dio la orden del cambio y el cartel electrónico mostró el número del uruguayo, que recién ahí entendió que debía salir. Su reacción fue inmediata: se fue directamente al túnel, sin saludar ni quedarse en el banco.
Una vez en el vestuario, la situación se desbordó. Merentiel, completamente fuera de sí, habría dado un portazo tan violento que rompió un vidrio de una de las ventanas. Desde el club de Parque Patricios confirmaron que hubo una rotura, aunque le restaron importancia: se trató de un vidrio pequeño, de unos 30 por 30 centímetros. No obstante, en Boca ya comunicaron internamente que se harán cargo del daño, mientras buscan bajar el nivel de exposición mediática del incidente.
Más allá del daño material, lo que preocupa en el mundo Boca es el clima interno. La reacción de Merentiel no fue casual: refleja el desorden y la tensión que atraviesa el plantel, en un contexto de resultados negativos, decisiones técnicas cuestionadas y una falta total de respuestas futbolísticas. La forma en que se gestionó el cambio, sin aviso ni comunicación previa, dejó en evidencia que ni siquiera desde el banco hay claridad.
En definitiva, el malestar general se empieza a notar en cada detalle: desde los gestos de los jugadores hasta los errores en el manejo de situaciones básicas. Merentiel, que venía siendo de los pocos rescatables en el ataque, no solo quedó golpeado por la decisión de salir, sino también expuesto en un momento clave para el equipo. En medio de la peor racha sin triunfos de la historia del club, el Xeneize se sigue hundiendo no solo en la tabla, sino también en su propio desconcierto.